Entraste sin preguntar,
acomodaste tu risa en mi cama sin sueños.
La tarde tartamudeaba sus primeras
sombras en el ventanal.
Yo te empezaba a contar que no puedo convidar
más que promesas rotas, vos te burlaste al oído
mentime despacio, servime otra copa!
No hay comentarios:
Publicar un comentario