domingo, 2 de junio de 2013

Entre el cielo y el invierno, yo prefiero mi casa.

Una sola ventana abierta alcanza para congelar la memoria. Ayer, mañana, recién, ahora o nunca. Las crueles artimañas del tiempo son tan sutiles que le permiten improvisar con cada uno de nosotros. Enhorabuena, alguien apaga los días y me entrego al sueño... ciego como un cohete.

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