Una sola ventana abierta alcanza para congelar la memoria. Ayer, mañana, recién, ahora o nunca. Las crueles artimañas del tiempo son tan sutiles que le permiten improvisar con cada uno de nosotros. Enhorabuena, alguien apaga los días y me entrego al sueño... ciego como un cohete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario